Este post es para los que entendemos lo que significa meterte en un lugar en el que jamás te meterías si no tuvieras una cámara de fotos en la mano. Darte cuenta, después de horas de sacar fotos al aire libre, que no podés mover los dedos por el frío. Tener que abrir y cerrar el ojo para que se acostumbre de nuevo a ver como el que no estaba mirando por el visor. Preocuparse por si alguien se va a dar cuenta de que lo estamos apuntando, pero sacar la foto igual y a ver qué pasa. Obsesionarse por si una pavada insignificante “molesta” o no en la foto. Quedarse mirando una bolsa de nylon tirada en el piso, movida por el viento, y “convertirla” con la mente en una imagen digna de ver.
La idea la saqué de un post en Facebook publicado por Aperture. ¿Cuándo fue la primera vez que se emocionaron mirando una foto, o sacando una, o teniendo una cámara en la mano, o viendo cómo se formaba la imagen en un papel sumergido en revelador (estoy siendo prehistórico, ya sé)?
Traté de hacer el ejercicio mental, y la verdad es que me costó bastante, así que lo hago ahora, autoobligado al escribir este post. Siempre me gustó ver fotos, pero hay un momento, hace unos doce o trece años (¡doce o trece años!), en el que me di cuenta de que podía hacer más cosas que sacar fotos lindas de un viaje o de mis amigos/as. Que no solo estaba yendo a un curso para aprender a usar la cámara y componer mejor sino que, sin saberlo todavía, estaba aprendiendo un lenguaje nuevo, que me podía servir para ver el mundo, filtrarlo por mi cabeza, y devolverlo con un nuevo sentido.
Fue cuando aprendí que un morrón puede ser mucho más que un morrón. Interesante que tenga tantos fotógrafos como referentes e inspiración, pero que la foto que me despertó no sea de ninguno de ellos sino de Edward Weston. Y es que, en realidad, no fue solo la foto, porque no me habría despertado si alguien (¡salud, Rodolfo Lozano!) no me hubiera explicado que, claro, eso es un morrón, pero mirémoslo un rato y tratemos de ver algo más. Y que ese algo más no está en la imagen, sino que la imagen es la excusa para encontrarlo dentro de uno.